Localizados mayoritariamente al este de Chad, concretamente en el distrito de Adre, los masalit llegaron hasta estas tierras procedentes de Túnez.
Habitantes del desierto, de espíritu granjero, que saben aprovechar los escasos recursos que les da la tierra yerma para salir adelante. Conocidos por ser habilidosos recolectores de miel y frutos, los masalit cultivan sorgo, mijo, sésamo, cacahuetes e incluso fabrican su propia cerveza.
La vida cotidiana de un pueblo seminómada que sigue construyendo sus hogares con las hierbas, palos, raíces y arenas que les ofrecen los bosques y el desierto del ecosistema hostil en el que habitan.