Un viaje prospectivo para preparar nuevas expediciones y, al mismo tiempo, trabajar en la producción de un interesante programa audiovisual que explora la estrecha relación entre animales y personas.
Es el objetivo de un viaje de Rift Valley lleva a cabo durante estos días al país africano, de la mano de nuestro compañero Toni Espadas y el socio en el destino Donald Champion.

Decir que Sudán del Sur alberga etnias muy heterogéneas. Por un lado están las tribus nilóticas de tradición guerrera como los Dinka (los más numerosos), los Nuer o Mundari. Por otro lado, se encuentran las no nilóticas como los Toposa, Murle o Lopit. Un complejo y fascinante mapa antropológico del país a los que debería añadirse, por ejemplo, a los Larim o Boya.
El centro neurálgico de la ruta es Juba, la capital de Sudán del Sur, y también el territorio Mundari, a orillas del río Nilo.
Ubicados al norte de la capital se encuentran en las inmediaciones de la ciudad de Terakeka y tienen en el Nilo su fuente de riqueza, tanto para el ganado como para el cultivo de, especialmente, sorgo y maíz.
En época seca los Mundari desplazan sus “Cattle Camp” a las orillas del río Nilo e, incluso en alguna de las pequeñas islas que el río tiene en algunas zonas. En época de lluvias, el río se desborda y la población se desplaza con su ganado a una pequeña colina al sur de Terakeka.

Los Mundari dan especial importancia a su ganado con el que viven en total armonía. Los jóvenes nacen y crecen entre el ganado y se alimentan de su sangre y leche, se asean con su orina y hacen pequeños montículos de cenizas con heces para ahuyentar a los miles de insectos con los que conviven en esta zona.
Asimismo, utilizan el ganado en las ceremonias de unión entre un hombre y una mujer.
Aunque debido a la creciente influencia de la religión hay muchas tradiciones han ido cambiando, todavía son muchos los Mundari que se escarifican el cuerpo (en la frente), en un ejemplo visual del paso de adolescente a adulto.
Los Mundari, una experiencia única, a los que se puede visitar en un viaje organizado por Rift Valley, directamente volando a Juba o bien por carretera, en dos jornadas, desde Kampala, la capital de Uganda.
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