Un aura de misterio envuelve a esta inquietante playa ubicada a escasos 30 kilómetros de Luanda. También conocido como el Cementerio de Barcos, este amplio arenal alberga decenas de grandes barcos varados desde mediados de los 70.
El salitre, la fuerza de las olas, la lluvia y los vientos del Atlántico han erosionado sus cascos convirtiendo a esta playa de aguas bravas, en una postal propia de una historia de ciencia ficción.
Nada como degustar una langosta en un puesto local tras dar un paseo entre aquellos monstruos de hierro que quedaron atrapados para siempre en las orillas del Océano Atlántico. Como si hubieran tratado de escapar de alguna fuerza sobrenatural y la tierra les hubiera echado el freno para morir varados bajo el sol.
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