El día amanece claro. Impoluto. Frente a las tiendas de campaña se asoma un paisaje de belleza inhóspita. Mientras la jornada se desespereza, nos observa el enorme lago. Un desbordante depósito de sal en pleno valle del Rift.
El Lago Natrón, al norte de Tanzania, no solo es punto de conexión entre los lagos kenianos (Turkana, Baringo, Bogoria, Nakuru y Naivasha) y el lago Nyasa. Es, además, una joya poco visitada (o al menos no tanto como los parques nacionales al sur del mismo) en el país.
No precisamente para Rift Valley Expeditions. El lago Natrón y su entorno es (pero será todavía más) una de las principales apuestas para el 2019.
El cierto aire melancólico de su costa, solo tamizada por las colonias de flamencos y otras aves, es ya de por sí un aliciente.
Pero no es el único. En sus inmediaciones nos topamos con uno de los yacimientos paleontológicos más importantes de la zona. Engare Sero Footprints, reportado recientemente por primera vez por National Geographic, y que muestra alguna de las primeras huellas de homínidos que se conocen.

El lago Natrón y sus aledaños son, asimismo, el hogar de poblaciones de Masais. La tribu más conocida de Tanzania y Kenia vive aquí en diferentes asentamientos. Con unas vestimentas coloridas muy determinadas, los Masais, los denominados guerreros de la sabana, no pierden de vista del Monte Ol Doinyo Lengai.
Se trata de su montaña sagrada, un volcán al que se puede acceder en una buena caminata de varias horas, cuyo sentido para el pueblo Masai es total. Para ellos, con creencias animistas, este volcán activo sigue siendo un centro de peregrinación de la etnia cuando, por ejemplo, piden lluvia para sus cultivos u otras demandas personales.
Nuestra estancia en el lago Natrón, por tanto, no estará exenta de visitas interesantes, a la que no falta un buen remojón en la cascada Ngare Sero u otro baño, en forma de melancólica puesta de sol.
Con el campamentos ya a lomos de los vehículos 4×4 y con la sensación de haber vivido en un paisaje lunar, ponemos rumbo a otros destinos en el norte del país algo más cotidianos.

Nos espera el Parque del Serengeti (“interminable” en lengua Masai), probablemente el más famoso de los parques de África. Una atalaya para observar animales salvajes leones, elefantes, búfalos o cebras, por citar algunos ejemplos.
De aquí al Ngorongoro (una de las mayores calderas volcánicas del mundo con un peculiar universo de ecosistemas y una población de más de 25 mil animales de distintas especies), garganta de Olduvai (yacimiento paleontológico de primer orden), lago Eyasi y Parque Nacional de Tarangire.
Un viaje circular a la esencia del norte de Tanzania.
FOTOS: TONI ESPADAS
TEXTO: RAFA MARTÍN
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